30,29 zł
„La almazuela” jest swoistym patchworkiem zadań leksykalnych o różnym poziomie trudności (od A2+ do B2). Czytanki zawarte w publikacji mogą także posłużyć do dalszych ćwiczeń na rozumienie tekstów pisanych oraz mogą być zachętą do stworzenia tekstów o podobnej tematyce.
Ebooka przeczytasz w aplikacjach Legimi lub dowolnej aplikacji obsługującej format:
Liczba stron: 18
© Mirjana Mitrović, 2024
„La almazuela” jest swoistym patchworkiem zadań leksykalnych o różnym poziomie trudności (od A2+ do B2). Czytanki zawarte w publikacji mogą także posłużyć do dalszych ćwiczeń na rozumienie tekstów pisanych oraz mogą być zachętą do stworzenia tekstów o podobnej tematyce.
ISBN 978-83-8369-099-5
Książka powstała w inteligentnym systemie wydawniczym Ridero
Zapoznaj się z treścią opowiadania. Następnie przejdź do wykonania zadań leksykalnych związanych z przeczytanym tekstem
Había una vez, en medio de una ciudad grande, una mujer joven llamada Soledad. Le gustaba mucho visitar varios mercados de pulgas. Cada fin de semana, Soledad, vestida con un traje cómodo puesto, recorría ferias de pulgas buscando cosas interesantes, que tuvieran valor decorativo. Esta mujer quedaba fascinada por los espejos, sobre todo por esos espejos con marcos esculpidos.
Un día, Soledad encontró un espejo en el engaste de ornamentos dorados. Ella lo compró y orgullosa de su botín (Soledad tuvo que regatear con el vendedor con mucho ingenio y mucha perseverancia.) volvió a casa. Allí, decidió colgar su buena compra en el cuarto de baño. A Soledad le gustaba mirar su espejo preparándose para su trabajo. Pero después de algunos días, Soledad pensó que sería bueno tener otro espejo en su dormitorio.
Al fin de semana siguiente, volvió al mercado de pulgas y encontró al vendedor. El hombre tenía en venta una variedad de cosas viejas. Entre ellos, Soledad vio un espejo oval. El espejo tenía el marco de plata con un relieve floral. Ella regateó un precio sumamente barato y compró el espejo, lo colgó en su dormitorio y cada día lo miraba con mucho placer.
Y de pronto, Soledad tenía una gran colección de espejos. Le gustaba ver su reflexión en los espejos pero no porque fuera narcisista… ella estaba sola y los reflejos “poblaban” su casa. Como una solitaria, ella pasaba cada vez más horas mirando los espejos.
Una noche, Soledad notó un movimiento extraño en un de sus espejos. Examinó el fenómeno y constató con alegría, que alguien había encarcelado el príncipe a un espejo.
“ ¡Libérame, por favor!” le pidió él.
“¿Pero cómo puedo hacerlo?”
“No lo sé, pero ayúdame, por favor.”
Soledad pensó y decidió: “ Voy a romper el espejo.”
Hizo